¡Sí, ya ha llegado!
Me he puesto los pantalones y he salido a la calle. Como quien prueba un coche nuevo, pasar de la teoría a la práctica. Comprobar si todo aquello que pensé, preveí, modifiqué, rectifiqué fue por buen camino. ¡Y sí!, son cómodos, no hacen arrugas, no veo reflejado en los demás la mirada de lo excéntrico, ni siquiera se dan cuenta de que los he hecho yo. Desde cero, adaptados a mí y a mis imperfecciones. Conozco cada ángulo de cada curva, cada puntada, cada imperfección, y estoy orgullosa, contenta y agradecida de todo ello. De todo lo que he aprendido, de lo que me queda por aprender y de todas las posibilidades que quedan abiertas, como si hubiera ganado un nivel en un videojuego. Hoy encaro la contingencia con alegría. ¡Hoy es ese día!